La primera vez que vi el título de Miradas Azucaradas en Wattpad, no me dieron muchas ganas de empezar a leerlo, luego supe que saldría en físico, y, aun así, seguía reacia a la idea de comenzarlo. Luego un tiempo después, estaba dentro de la librería buscando algo nuevo, y lo encontré en los estantes de literatura juvenil con una sticker en la portada que decía “Novedad” y pues me dio aún más curiosidad mirarlo.

Al principio pensé que Miradas Azucaradas era una historia rosa como todas, pero que gran sorpresa me he llevado y solo con leer la sinopsis.

¿Cómo fue posible que lo haya postergado tanto tiempo?

Definitivamente me identifiqué demasiado leyendo esta obra, y es que bueno, como la mayoría ya lo sabe, soy una fiel amante de las novelas románticas juveniles de temática dulce. Honestamente no tengo idea de la razón por la cual no empecé a leer este libro en específico antes.

Miradas Azucaradas es la primera entrega de la saga Amores Agridulces, en este primer libro la historia es contada por Natalie Drop y Shawn Price, ambos estudiantes de último año de secundaria y con una particularidad muy interesante, los dos están enamorados de alguien que no les presta atención, Natalie de Shawn, y él de su mejor amiga de la niñez, Hannah.

Al principio conocemos la gran obsesión que Natalie tiene con Shawn, un chico que es descrito como una verdadera contradicción, usa lentes de pasta de aspecto Nerd, pero se mueve de aquí para allá en una motocicleta, es inteligente y saca buenas notas, pero también se junta con los populares de la escuela, no es mujeriego, pero ha salido con algunas chicas. Natalie por otra parte es el mayor opuesto de Shawn, le cuestan mucho las matemáticas, ama a los unicornios (DEMASIADO), es una artista increíble, y es bastante risueña.

Natalie está resignada a que Shawn nunca le prestará atención, será su crush por siempre y ella solo lo apreciará a lo lejos imaginando cuanta cosa pueda con respecto a su fantasiosa relación en la que él está perdidamente enamorado de ella.

Es increíble lo que un plato de caldo puede lograr.

Por otro lado, Hannah no parece muy interesada en Shawn, ella está enamorada de otra persona que realmente no la quiere en lo más mínimo. Shawn ha sido su mejor amigo toda la vida, y ella no lo ve como algo más que eso, aun cuando él ha declarado su amor hacia ella en repetidas ocasiones.

Las cosas cambian, las personas cambian y los sentimientos también. Shawn está cansado de estar enamorado de alguien quien no le corresponde, y ve la oportunidad perfecta de cambiar eso, en Natalie. Ella está enamorada de Shawn, y cuando él parece tener interés en ella, sus miedos salen a flote junto con su terquedad y sentido de la supervivencia, pues ella quiere mantener su corazón seguro, y sabiendo que Hannah aún sigue en el corazón de Shawn haciendo destrozos, es lo que la aníma a tener un poco de cuidado. Eso si, un par de besos no le hacen mal a nadie.

Me parece que la historia al principio te intenta meter dentro del ambiente suave y rosa del romance juvenil, pero al mismo tiempo nos da a entender lo complicadas que pueden llegar a ser las familias, que no siempre lo que vemos es lo que realmente sucede.

Me molesté mucho con la familia de Shawn, pero al final amé que le dieran la oportunidad a Natalie, y que, aunque son dos fichas totalmente opuestas, seguían creyendo que ella era una buena opción para su hijo (¡pero como constó, señor!).

Curiosamente, uno de mis pasajes favoritos de la historia fue cuando el padre de Shawn habla con él sobre el estar o no con Natalie. En ocasiones creemos que el destino está escrito, y nunca vemos las posibilidades a nuestro alrededor. Una de las cosas más bonitas de esta historia, es que, aunque creas que algo sucederá, no lo hace, y eso al principio es un poco molesto, pero al mismo tiempo te da una cierta lógica del mundo real, no todo sucede porque se te da la gana, hay reglas y no siempre nos podemos dar el lujo de romperlas cuando nos plazca.

Amé a Nat y a Shawn, no solo por la increíble pareja que hacen, sino por lo espectacularmente pura que es su amistad, la forma en la que confían el uno del otro, y lo mejor de todo es la naturalidad con la que hablan de sus problemas.

Y bueno, quiero decir una última cosa, como ya sabrán mi nombre es Nathalia, que viene siendo una variación de Natalie por lo que mis amigos también suelen llamarme Nat todo el tiempo. Uno de mis amores platónicos más grandes es Shawn Mendes, así que Zelá, GRACIAS por escribir esto y hacerme sonreír en más de una ocasión, no solo por lo increíblemente ADORABLE que es esta historia y la manera tan genial en la que las cosas se dan. AMÉ cada párrafo y debo admitir que fangirleé demasiado con Nat y Shawn, incluso me hicieron imaginar mi propia versión de Nat y Shawn (no precisamente Price, jajaja).

En fin, esta historia sin duda será una de esas que estará en mi librero y, en el futuro, gustosamente leeré mil veces sin problema alguno.

10/10